Después de analizar artículos como “Innovación pedagógica con TIC y del desarrollo de las competencias informacionales y digitales”, publicado en la revista Investigación en la escuela, nº 64, 2008, uno piensa en la multitud de errores que se llevan a cabo y a pesar de conocerlos, no se corrigen.
La educación, como cualquier otra disciplina de ámbito humano, necesita evolucionar, innovar, no quedarse obsoleta. Hace siglos, el objetivo de la educación y formación de los jóvenes era únicamente enseñar exitosamente a leer y escribir. Hoy en día, se pretende el desarrollo integral de la persona y otros muchos objetivos, casi innumerables. Pero si nos ceñimos al marco legislativo, la LOE , defiende que el objetivo de la educación es el desarrollo de las competencias básicas que ella misma dicta. Una de ellas es la competencia en el tratamiento de la información y competencia digital, muy importante teniendo en cuenta que vivimos en una época digital por encima de todo.
En el siglo XXI, se han invertido grandes cantidades de dinero para dotar a la educación de nuevas tecnologías y así actualizar la educación. Se pretendía formar a futuros ciudadanos en la utilización y empleo de nuevos instrumentos de trabajo. En la sociedad actual, cada día está todo más informatizado y para ser competente hace falta tener amplios conocimientos sobre las nuevas tecnologías. El problema no es la falta de recursos tecnológicos, más bien es la poca formación del profesorado en este ámbito. Los profesores saben utilizar las TIC para realizar programaciones, tareas fuera del aula, etc. pero no están formados para integrar las TIC en el trabajo cotidiano del aula, es más, sus conocimientos solo les permiten utilizar las tecnologías como actividad complementaria de la clase magistral tradicional.
En conclusión, la mala utilización de las tecnologías en la educación viene derivada de una pobre formación de los profesores, pero cabría reflexionar si el motivo de esta defectuosa formación tiene que ver con la escasa oferta de cursos para profesores o por falta de interés. Nosotros, como futuros maestros esperamos que no se deba a esta última opción, puesto que un buen maestro debe dominar perfectamente la competencia digital, puesto que esta es el presente y el futuro de nuestra sociedad.
Xavier López Ahicart.
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